sábado, 30 de octubre de 2010

Crítica de 'Todos eran mis hijos' de Arthur Miller, adaptada y dirigida por Claudio Tolcachir y que se despide con éxito del Teatro Español




Miércoles 27 de octubre de 2010. Madrid. Ocho de la tarde. El Teatro Español está lleno. No es de extrañar teniendo en cuenta que mañana terminan las representaciones de la obra Todos eran mis hijos (All my sons, en su versión original) de Arthur Miller (Nueva York, 1915- Connecticut, 2005). Para hoy no quedan entradas, ni tampoco hasta el domingo, día en que la obra se representará por última vez en las tablas del Teatro Español.

La obra Todos eran mis hijos se entrenó el 29 de enero de 1947 en el Teatro Coronet de Nueva York y bajo la dirección de Elia Kazan. Obtuvo un gran éxito comercial y se mantuvo en cartelera durante casi un año. Con ella, el dramaturgo estadounidense quería denunciar el cinismo de las empresas armamentísticas. 



En esta nueva puesta en escena del texto del dramaturgo estadounidense la adaptación y la dirección han corrido a cargo de Claudio Tolcachir. El reparto es espectacular y entre sus protagonistas destacan Carlos Hipólito, Gloria Muñoz, Fran Perea, Manuela Velasco (a la que conocimos como actriz en REC dando vida a una intrépida reportera) y Jorge Bosh. La obra es digna de ver y es una lástima que sólo haya estado un mes y medio en Madrid, aunque quién sabe, podría volver. ¡Habrá que estar atentos!

Aquí dejo una pequeña crítica de Todos eran mis hijos:

Todo por la familia

Autor: Arthur Miller
Versión y dirección: Claudio Tolcachir
Escenografía: Elisa Sanz
Vestuario: Sastrería Cornejo
Música: Federico Grinbank
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Intérpretes: Carlos Hipólito, Gloria Muñoz, Fran Perea, Manuela Velasco, Jorge Bosch, Nicolás Vega, María Isasi, Alberto Castrillo-Ferrer, Ainhoa Santamaría

Si hace tres años disfrutamos con Las brujas de Salem, que estaba protagonizada por María Adánez y Manuel Aguilar, ahora se revisa otro texto de Arthur Miller, Todos eran mis hijos, y podemos verlo de nuevo en el Teatro Español.

Todos eran mis hijos cuenta una historia compleja, pero bien explicada. Uno de los méritos de esta obra es que consigue dejarte pegado a tu asiento para no perder detalle de lo que acontece en escena, que es mucho. Armas, guerra, aviones, mentiras, verdad, amor y relaciones familiares son sólo algunos de los temas que se dan cita sobre el escenario.

Todos los actores realizan buenas interpretaciones, pero cabe destacar las actuaciones de Carlos Hipólito y Gloria Muñoz, que están soberbios en sus papeles de Joe y Kate Keller. Los más jóvenes, esto es, Fran Perea y Manuela Velasco, que debuta en el teatro con esta obra, también hacen un más que digno trabajo. Los logrados decorados de la casa y los árboles que la rodean nos trasladan a la casa de la familia Keller, en la que se desarrolla toda la acción. Los hechos que se desencadenan en el hogar de esta adinerada familia, que ha hecho su fortuna por poseer una fábrica de armas, transcurren en apenas unas horas, las suficientes para que todo cambie.

Claudio Tolcachir sabe mantener la tensión requerida por la obra durante el transcurso de toda ella y para ello se ayuda de grandes diálogos y de una música adecuada. Esta tensión alcanza su punto máximo con la visita de George Deever, al que da vida Jorge Bosch.

Ha habido varias adaptaciones de este texto de Miller a la gran pantalla, sin embargo, la magia del teatro hace que acercarse a esta magnífica adaptación sea obligado. El texto de Miller vuelve a recordarnos que la verdad es importante y que tarde o temprano llama a nuestra puerta para saldar las cuentas que dejamos pendientes. En conclusión, se trata de una obra absolutamente imprescindible, así que atento a su calendario por si volviera.

1 comentario:

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